He aquí un viejo escrito mío que fue premio de literatura
hará unos años por estos entonces...:
"LOST
Dicen que lo que tiene un principio, tiene un final, y que
un final es, a su vez, un principio. Pero eso nunca nos queda claro, y
más si uno lo ha dejado todo para escoger un destino nuevo, una vida nueva.
Eso es lo que me pasó a mí. Necesitaba, esperaba, quería, un
cambio nuevo; un cambio drástico. Y ahí me encontraba, en la más absurda de las
situaciones. Nunca me habría imaginado así, tirada en medio de la nada, en una
carretera que si no estaba abandonada era porque yo me había dignado a perderme
por allí, con el coche averiado y con una simple botella de agua caliente y a
medio terminar.
Cogí el móvil y, como me esperaba, estaba sin cobertura.
Pero, ¿y a quién podría llamar? Miles de nombres se me cruzaron por la mente
pero deseché todos y cada uno de ellos apenas sin pensarlo.
La única utilidad que tenía el móvil en aquellos momentos
era la música, así que puse mi canción favorita, con los auriculares, y me dejé
llevar, con los ojos cerrados. Lost, Coldplay.
Just because I'm losing, doesn't mean I'm lost, doesn't mean
I'll stop…
Parecía que el crepúsculo se iba asomando. Me gustaban los
idilios entre el día y la noche. Más me gustaba el final, la ruptura, cuando
todo se hacía oscuro y reinaba la paz, el silencio y la tranquilidad de la
oscuridad. Y por cómo era aquel panorama, estaba segura de que aquella
sería la mejor noche de mi vida.
Me cogí uno de los antiguos cigarrillos que mi padre
guardaba en la guantera con sus fósforos y me encendí uno. Como era de esperar,
yo, que nunca en mi vida había fumado, sentí que me asfixiaba con la primera
calada.
Pero ahí estaba. Quería fumar. Total, en aquel instante
tenía la ingrata sensación de que todo iba a decir adiós y, si me iba, lo haría
con una experiencia nueva.
…Just because I'm hurting doesn't mean I'm hurt, doesn't
mean I didn't get what I deserved; no better and no worse…
Cada vez que le daba una nueva calada al cigarrillo me
sentía más quemada por dentro, más oxidad, más… cansada.
¿Y quién me dijo a mí una vez que el tabaco era malo? ¡Todo
lo contrario! O al menos en aquel momento. Me hizo pensar en cada una de las
cosas que hicieron que me marchara, que huyera. Y… lo entendí todo.
…I just got lost. Every river that I tried to cross, every
door I ever tried was locked… Ohhh and I'm… just waiting 'til the shine wears
off…
Me eché sobre el capó del Rover 45 y preferí quedarme
dormida un rato. Demasiado rato.
Me despertaron los rugidos de mi estómago. Parecía que ya
estaba amaneciendo y, cuando miré fijamente al sol naciente, me di cuenta de
que, en efecto, había sido la mejor noche de mi vida. Me encantó el haber caído
en el crepúsculo y después levantarme en pleno amanecer.
Fue en ese instante en el que pensé que era absurdo quedarme
allí esperando a que alguien fuera a rescatarme. Quizá un príncipe azul. Total,
yo siempre había creído que el amor lo curaba todo…
…You might be a big fish in a little pond, doesn't mean
you've won…
En mitad de ese camino, que parecía más desierto que camino,
encontré la odisea más inesperada posible. Al parecer otro coche había
traicionado a su dueño. Corrí, corrí como una descosida, esperando encontrar a
mi salvador y, cuando llegué al coche sólo encontré un par de chocolatinas y un
poco de barro esparcido por ambos asientos delanteros. “Bebé a bordo”, ponía en
una de las ventanas.
Desesperada, decepcionada y otras muchas cosas más, o quizá
nada, comencé de nuevo mi camino, no sin antes coger las chocolatinas que había
en el coche, las que no tardé en comerme ni tres minutos.
Pasó, probablemente, un cuarto de día, cuando el cielo se
oscureció de repente y la lluvia empezó a caer con torrencialidad. Busqué algún
refugio para resguardarme de la furiosa agua y lo único que encontré fue un
bajo árbol con grandes ramas que casi llegaban hasta el suelo. ¿Qué especie
sería? Era una aficionada de la botánica y en aquellos momentos no supe decir
qué árbol era. ¿Tan perdidos tenía mis sentidos?
…Ohhh and I'm... just waiting until the firing stopped…
Dejé que la lluvia se calmase, pero no veía ese momento.
Pensé incluso que mi refugio se vería en el suelo de un momento a otro. Tenía
miedo. Mucho.
Los rayos hicieron que el cielo se tornase en un azul
eléctrico, casi más vivo que yo. Las sombras de las rocas, los arbustos, las
colinas, los páramos, los animalejos, se hacían cada vez más grandes, más
oscuras, más tortuosas, más terroríficas, más hambrientas. Más hambrientas de
mí…
¿Quizá las chocolatinas tuvieran algún alucinógeno? Me froté
los ojos con fuerza y me incorporé con rapidez, con lo que me mareé y caí de
rodillas al suelo. Me levanté lenta, muy lentamente y comencé a andar,
deambulante, por el espacio perdido de la nada, del vacío.
Fue en ese instante en el que me acordé de mis amigos los
egipcios. Me dolía la cabeza más de la cuenta y los pies empezaban a quedarse
en carne viva. Todo, todo en aquel momento era un caos. Creo incluso que llegué
a olvidarme por qué estaba allí, o dónde vivía. O lo que es peor, quién era.
Pero, tal como dijeron los egipcios y luego los herméticos,
el caos es un orden por descubrir. Y, un haz de luz, enorme, tan brillante como
la vida misma, apareció de la nada.
Era un coche, amarillo chillón. Un coche que, a pesar de las
altas horas de la noche, se podría haber visto hasta con los ojos cerrados.
Me puse en medio de la carretera y agité los brazos con
fuerza a la misma par que saltaba. Creo que nunca gasté tantas energías como
entonces.
Pero, sin embargo, pasó de largo, bordeándome y siguió su
camino, no sin antes haber tirado una bola de papel a la carretera que, por si
no fuera poco ya, me dio en toda la frente y, con la sorpresa, me desestabilizó
hasta caerme.
Sin ninguna esperanza, abrí el folio arrugado que, poco a
poco, con la lluvia —ya más dulce—, fue llenándose de negro tras ser disuelta
la tinta por el agua.
Apenas leí la mitad del escrito, ya que lo demás quedó
inteligible. Aunque perfectamente lo podía haber leído: los jeroglíficos eran
pan comido para mí.
Sin embargo el nerviosismo, la angustia vital, me corroían
por dentro, y lo único que quería era un poco de tranquilidad y de paz.
“Te fuiste demasiado tarde. Echaste todo por la borda.
Drogas, alcohol, fiestas, tabaco, corrupción, egoísmo, hipocresía… Todos esos
“valores” quedaron alejados de tu vida. Pero, ¿acaso llegaste a ser mejor que
todo eso? ¿Acaso permaneció en ti la felicidad? Lo tenías todo, todo lo
imprescindible para ser feliz: el amor de tu vida, una familia y unos amigos.
Pero, movida por una incansable falacia de que no eras quien querías ser,
dijiste adiós, tú dijiste adiós. Y ahora te ves aquí, enfrascada en un bote de
cristal, muy pequeño que te asfixia y…”.
No pude leer más. Lo que la lluvia no había conseguido
desvanecer ya lo habían conseguido mis lágrimas.
Cada vez estaba más perdida. ¿Por qué me había ido? Mi caos
era aún mucho más y más grande. ¿Cómo me llamaba? ¿Diana? ¿Pedro? ¿Juan?
¿Antonia?
De pronto vi de nuevo el coche amarillo venir de vuelta
hacia mí. Me aparté todo lo posible, salí a correr, con el propósito de no leer
ningún escrito más que me dijera lo estúpida que había sido. El coche me
siguió. Tenía mucho más miedo que antes.
Me sorprendía la evolución tan completamente absurda que
había tenido toda mi huída, hasta parar en la muerte.
El coche me alcanzó y no pude más que parar.
—¿Quieres que te lleve a alguna parte? —me dijo el
conductor.
—No —le contesté extrañada de mi respuesta —, me quedaré en
el limbo.
—¿Segura?
—No. ¿Y eso importa? Intentaré encontrarme…
—Cariño, creo que es hora de que vayas dejando de escribir.
—Sí, ahora voy.
—¿Sigues intentando construir tu novela? —me dijo chistoso,
casi riéndose de mí.
—No, ahora estoy componiendo un diario —respondí seria y muy
concentrada en mi trabajo. —Mi diario —proseguí sin que él me escuchara.
—¿Y tiene nombre?
—Evolución. Pérdida. Locura. Fin. Nada. Caos… ¿Y eso
importa?
…Ohhh and I'm... Just waiting 'til the shine wears
off…".